Nuestros amigos de Viajablog nos cuentan algunos consejos para tu primera visita a Asturias e ideas para que disfrutes más viajes al Paraíso Natural, donde se juntan tierra, mar, historia y gastronomía.
Descubrir Asturias es descubrir urbes como la monumental Oviedo, que enamoró a Woody Allen y de quien se recuerda su paso con una estatua muy cerca del Teatro Campoamor, donde se realiza la entrega de los Premios Princesa de Asturias, en el centro de la ciudad. La estatua tiene unas gafas que son muy tentadoras para los que desprecian el mobiliario urbano y el arte, así que es posible que no las lleve puestas.
Y si nos alejamos apenas unos minutos de ese centro, subiendo hacia el Monte Naranco, viajaremos en el tiempo hasta un pasado de guerreros, reyes y una epopeya de Reconquista, luchada con valor metro a metro durante varios siglos.
Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo son dos bellas edificaciones del prerrománico asturiano que nos esperan de camino a la cumbre. En ellas nos debemos detener una buen rato antes de continuar hasta esa privilegiada atalaya, a los pies de una estatua de Cristo a semejanza de la del Corcovado (Brasil), que nos permite apreciar Oviedo desde las alturas.
Del centro casi geográfico, y sin dudarlo administrativo, que es Oviedo, debemos viajar hacia dos puntos equidistantes.
Si nos vamos hacia el Oriente, a menos de media hora pararemos en Gijón, con puerto deportivo, una de las más largas playas urbanas del norte de España y uno de los conjuntos arquitectónicos más inauditos de mediados del siglo pasado, la monumental Universidad Laboral de Gijón.
En dirección opuesta pero con el mismo tiempo en carretera, y de menor tamaño y población, la auténtica villa medieval de Asturias nos espera si nos dirigimos a Avilés.
Ignorad las chimeneas y naves industriales que bordean la autopista pues estáis a punto de descubrir un casco histórico con calles como la de Galiana y sus 250 m de protectores soportales o iglesias como la de Sabugo (la vieja, que data del siglo XIII, pues hay una nueva de principios del siglo XX) a cuya sombra en pleno siglo XXI se toman vinos y sidras en su plaza.
Que nadie se vaya sin acercarse al fondo de la Ría de Avilés para visitar el futurista Centro Cultural Oscar Niemeyer, la única obra del arquitecto brasileño en España, cuyos planos fueron regalados por este a la ciudad al percibir su potencial cultural. Y otro potencial, el que atrae a surfistas de todas las nacionalidades está en un punto opuesto, a un lado de la entrada de la Ría, donde las tres playas de San Juan, El Espartal y Salinas, se suceden sin solución de continuidad para deleite de los amantes de cabalgar las olas.
Y es que el Mar Cantábrico ha marcado a Asturias ofreciendo una costa plagada de playas que alternan con puertos pesqueros, como Cudillero y sus casas ancladas en la ladera de la montaña, Luarca y Tapia de Casariego, algunos de los más famosos pueblos costeros del Occidente de Asturias.
Sin olvidar Candás y Luanco en el centro, el Lastres famoso por la serie de televisión “Doctor Mateo” o Llanes y sus cubos de la memoria de Ibarrola, de camino hacia Cantabria.
Gastronomia de Asturias
Si de amores hablamos, los amantes de la buena mesa no saldrán con hambre de Asturias. Ya sea pescado, como el pixín (rape) o carne, como el cachopo de ternera asturiana, hay mucho más que una clásica fabada en el menú tradicional de una sidrería asturiana.
Como la tradición no está reñida con la modernidad cuando el producto es más que bueno, en Asturias hay ocho restaurantes con Estrella Michelin. De Ribadesella a Llanes, uno puede disfrutar también del selecto producto de chefs que aplican su imaginación a lo mejor de nuestros campos y caladeros.
Mención aparte merece el queso, pues en Asturias hay más de cuarenta variedades y una de ellas, la D. O. P. Cabrales, puede orgullosamente decir que cuenta entre sus filas con el mejor queso azul del mundo (El Teyedu, premiado en los World Cheese Awards 2016).
De Asturias no te puedes ir sin haber probado la sidra, escanciada (servida de manera tradicional) y bebida con rapidez. Pero de Asturias tampoco te puedes ir sin haber paladeado y degustado cada minuto que pases aquí, o tendrás que volver a disfrutar de tantas y tantas experiencias, lo cual no es tan mala idea ¿verdad?